Cada día es un hola y adiós para siempre.
Coreografía inspirada en la exposición de On ka wara, uno de los artistas conceptuales más reconocido desde los sesentas, de nacionalidad japonesa. Registrar el tiempo ha sido una de sus constantes preocupaciones, en eventos que van dejando residuos de actividades grupales o individuales y que constituyen la memoria. Asociando la estética, la biografía, y la personalidad de Daido Moriyama y en menor medida la del fotógrafo Araki, los dos también Japoneses, busqué representar un mundo de imágenes simultaneas, que ocurren en diferentes espacios y diferentes velocidades pero se entrelazan y duplican como fotografías. La finalidad es exaltar el deseo implícito de recordar, reconocer y respetar cada instante de el tiempo. Un intento de tomar el tiempo como si fuera una mariposa detinida con un alfiler y poder exaltar el deseo implícito de recordar, reconocer y respetar cada instante de el tiempo
Andrea Chirinos.
MÉTODO
Durante casi un año antes de presentar este baile estuve sumergida tratando de encontrar el método para expresar el tiempo. Lo que tengo ahora es una recolección de todo lo que me pareció se acercaba a la idea de Onka wara y Daido Moriyama.
Las conversaciones con otras personas acerca de el tiempo, el tiempo y el lenguaje, el trabajo de algunos artistas y el tiempo, mis hijos y el tiempo, el tiempo y yo. Me gusta la idea de dejar a un lado los relojes, porque nos marcan un ritmo y el tiempo está dentro y fuera de nosotros. En esta obra quise por un lado seguir trabajando con narrativas no lineales, secuencias rotas que nos dejen ver lugares y sensaciones para confrontar al público con sus propios recuerdos. Para construir la música de la coreografía pedí a gente que me hicieran grabaciones describiendo las fotos de Daido Moriyama para hacer el ejercicio de recordar lugares y acostumbrarnos al paso de el tiempo. Utilicé grabaciones en diferentes idiomas porque siento que también los sonidos traen recuerdos y el lenguaje trae siempre referencias al tiempo. El movimiento tiene que ver con la técnica Gaga de Israel, que permite que los bailarines hagan su propio movimiento a través de sensaciones. También utilicé el House de NY que me atrajo por las velocidades de las piernas y los desplazamientos.
Intenté que con el vestuario no se supiera bien de qué época se trata para jugar con la idea de ir al pasado, presente o futuro. También usé como referencia las películas de Won Kar Wai y Leo Carax. Nunca a través de ningún tema que me haya interesado, había tenido tanto intercambio de ideas. Estoy muy agradecida con todos los que participaron o hicieron posible este proyecto. Volviendo a Onka wara. esta coreografía es un intento de tomar el tiempo como si fuera una mariposa detenida con un alfiler y observarla, de buscar los instantes con los que a veces nos topamos y nos impresionan. Las fotografías de Daido Moriyama me hacen sentir la inevitable expiración de todo, desde una lata de piñas en almíbar hasta nuesta vida.
Andrea Chirinos.
MÉTODO
Durante casi un año antes de presentar este baile estuve sumergida tratando de encontrar el método para expresar el tiempo. Lo que tengo ahora es una recolección de todo lo que me pareció se acercaba a la idea de Onka wara y Daido Moriyama.
Las conversaciones con otras personas acerca de el tiempo, el tiempo y el lenguaje, el trabajo de algunos artistas y el tiempo, mis hijos y el tiempo, el tiempo y yo. Me gusta la idea de dejar a un lado los relojes, porque nos marcan un ritmo y el tiempo está dentro y fuera de nosotros. En esta obra quise por un lado seguir trabajando con narrativas no lineales, secuencias rotas que nos dejen ver lugares y sensaciones para confrontar al público con sus propios recuerdos. Para construir la música de la coreografía pedí a gente que me hicieran grabaciones describiendo las fotos de Daido Moriyama para hacer el ejercicio de recordar lugares y acostumbrarnos al paso de el tiempo. Utilicé grabaciones en diferentes idiomas porque siento que también los sonidos traen recuerdos y el lenguaje trae siempre referencias al tiempo. El movimiento tiene que ver con la técnica Gaga de Israel, que permite que los bailarines hagan su propio movimiento a través de sensaciones. También utilicé el House de NY que me atrajo por las velocidades de las piernas y los desplazamientos.
Intenté que con el vestuario no se supiera bien de qué época se trata para jugar con la idea de ir al pasado, presente o futuro. También usé como referencia las películas de Won Kar Wai y Leo Carax. Nunca a través de ningún tema que me haya interesado, había tenido tanto intercambio de ideas. Estoy muy agradecida con todos los que participaron o hicieron posible este proyecto. Volviendo a Onka wara. esta coreografía es un intento de tomar el tiempo como si fuera una mariposa detenida con un alfiler y observarla, de buscar los instantes con los que a veces nos topamos y nos impresionan. Las fotografías de Daido Moriyama me hacen sentir la inevitable expiración de todo, desde una lata de piñas en almíbar hasta nuesta vida.